sábado, 9 de enero de 2010

EL VIEJITO PASCUERO, ÉSE MITO URBANO

Entre los mitos urbanos que nos acompañaron en la infancia, el “Viejito Pascuero” es, sin lugar a dudas, el mejor. Su éxito está en que el personaje tiene el encanto romántico de la inocencia infantil, pues ni la imagen polidifusa de “el viejo del saco” ni el temido “cuco”, lograron tanta trascendencia en nuestra época infanto-juvenil.

Época hermosa, donde nuestros padres nos aseguraban que el “Viejito Pascuero” tenía el poder de conocer nuestras notas y observaciones negativas, temas que pesaban como un chantaje emocional a la hora de recibir nuestros regalos en Navidad.

El folklore popular ayudó mucho a sustentar este mito urbano. El “Viejito Pascuero” era descrito como un señor gordito, vestido siempre de rojo, de larga y blanca barba. Además, se decía, que tenía como ayudantes a “enanitos verdes” que trabajaban día y noche en su taller, construyendo regalos. Por si fuera poco, además, el “Viejito Pascuero” tenía la capacidad de recibir y leer miles de cartas con los sueños y deseos de niños y niñas de todo el planeta Tierra.

Lo que sigue en el relato del mito es soberbio y tuvo el mérito de alucinar a medio mundo. La leyenda popular, aseguraba que el “Viejito Pascuero” viajaba alrededor del mundo, desde su natal Polo Norte, en un gran trineo arrastrado por renos voladores y llevando los regalos de Navidad a cada niño y niña del mundo…

La historia que nos contaban los padres era absolutamente convincente, especialmente cuando al acercarse la medianoche del día de Navidad nos mandaban a jugar al patio hasta que un grito nos alertaba ¡¡ Ya pasó el “Viejito Pascuero”!!... y la magia se instalaba en el living de nuestra casa, alrededor del árbol de Navidad.

Personaje poderoso el “Viejito Pascuero”, pero que en el maniqueísmo barato de nuestros padres tenía el poder de regalarnos muchas veces cosas incomprensibles para la mente de un niño. Por ejemplo, muchas veces me pregunté: ¿Por qué me trajo calzoncillos estampados con diseños de tigre en vez de la bicicleta que le pedí? ó ¿Por qué mi vecino sí recibió el carro de bombas a control remoto y yo sólo recibí unas calcetas blancas con la insignia de ColoColo? ¡Especialmente cuando NO eres hincha de Colocolo!

Si como afirman los historiadores que “se puede comprender el presente por el pasado”, entonces se entenderá que en el mito urbano del “Viejito Pascuero” se encuentra la fuente primaria de todos los psicotraumas infantiles de los adultos de hoy que, en todo caso, son proporcionales al irreversible shock emocional de la decepción del regalo recibido.

El “Viejito Pascuero” dejó para los niños de ayer (y que son los padres de hoy) un legado idiotizante: nos abrió la puerta de entrada (y sin retorno, parece) a este mundo consumista y materialista que nos toca vivir.

El “Viejito Pascuero”, es una expresión del sincretismo cultural del siglo XX, un producto publicitario funcional a esta sociedad de masas que promueve los arbolitos decorados, la cosificación de los regalos y tarjetas con mensajes dulzones, llenas de buenas intenciones, pero que serían mejor si se practicaran en este mundo moderno.

El mito del “Viejito Pascuero” se entrelaza con el nacimiento de Cristo, personaje central en la religión de la cultura del Mundo Occidental. En realidad, el espíritu de la Navidad debería tener éste sentido, recordar el nacimiento de Jesús y los valores humanos fundamentales que tiene esa manifestación de Dios en la Tierra: amor al prójimo, fraternidad, caridad, solidaridad…

Claro, el sincretismo del “Viejito Pascuero” incorpora el gesto realizado por los tres “Reyes Magos” que visitaron a Jesús en su pesebre y los regalos que le hicieron al Niño Dios. Pero veo con preocupación que, compulsivamente, los “Viejitos Pascueros Contemporáneos” dejaron de lado el simbolismo de la Navidad y hoy endeudan su alma en las grandes multitiendas para entregar regalos costosos a sus hijos. Regalos que tienen tanta levedad, porque lo material nunca tendrá el mismo peso que entregar humanidad a los niños y niñas de nuestro planeta.
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miércoles, 6 de enero de 2010

TRIBUS URBANAS



Tal vez, Marshall McLuhan no visualizó cuando conceptualizó la idea de “Aldea Global”, que la ciudad contemporánea del siglo XXI se transformaría literalmente en “el mundo” y que albergaría a personajes misceláneos, entre ellos los clasificados en las llamadas “tribus urbanas”, una consecuencia más de los cambios que provoca la modernidad en la sociedad mundial en los últimos 10 años.

De las “tribus urbanas” se ha dicho casi de todo: que son enfermos de la cabeza, que botan su vida a la basura y otras cosas idiotizantes.

Lo que sí es cierto, es que el dilema shakespierano del ¿ser o no ser?, aplicado a las “tribus urbanas”, afectará la ciudad contemporánea con la misma histérica reacción con que actúan los padres de familia cuando descubren que tienen un hijo pokemón, otaku, skater o emo y no saben qué hacer con eso.

Las “tribus urbanas” están compuestas por jóvenes de entre 14 o 15 años y que sobrepasan la barrera de los 20 años. Se les reconoce porque construyen su identidad, a través de una auto imagen manifestada en características explícitas en el vestir, tener ideas comunes (hacen, dicen y actúan igual), profesar estilos musicales, utilizan las TIC (fotolog fundamentalmente) y se agrupan en parodias de familias (sus comunidades).

Un rápido zapping existencial a estos grupos de “tribus urbanas” permite establecer el impacto que tienen sobre la ciudad. Primero porque, por lo general, son grupos que se marginan de la sociedad civil organizada. Segundo, porque su desabrido e individualista estilo “carpe diem” (tópico latino que significaba en el Renacimiento “vivir el día”) afecta la ciudad y sus problemáticas. Un ejemplo marginal de esto son los seudo-graffiteros neonazis que no dejan monumento y pared si rayar.

Las “tribus urbanas” no son un fenómeno nuevo en nuestra sociedad moderna. La psicología social las descubre en la sociedad japonesa post Bomba Atómica y con mucha nitidez, en el Movimiento Hippie de los años 60’ y en donde, en plena “Guerra fría”, crearon la llamada “Revolución de las Flores”, un movimiento de contracultura donde el Hippie tenía como pilares el amor por la música, el pacifismo, la lucha contra la sociedad establecida y el deseo de una mayor libertad, mediante la utilización instrumental de la píldora anticonceptiva (para la práctica del “amor libre”) y la marihuana (para alucinar con crear un psicodélico mundo propio).

No es mi afán crear alarma pública, pero si concordamos en que la ciudad contemporánea aglutina a un heterogéneo grupo de personas (profesores, abogados, choferes, payasos, prostitutas, delincuentes, curas, amantes, etc.), entonces, en esta lógica no es exagerado pensar que en 10 o 15 años más nuestra ciudad y sus instituciones (municipio, bancos, gobernación, colegios, etc.) sean gobernadas por ex pokemones-pelolais-emos-góticos. En el pasado ya lo hicieron ex hippies. Por lo tanto, no está demasiado lejos el día en que Los Andes se transforme, por fin, en una “ciudad gótica”. En realidad, en algunas instituciones de nuestra ciudad ya están gobernando un Acertijo, una Gatúbela, un Wason y un Pingüino (como en los juegos de azar, raspe estos nombres en negritas y descubrirá a la persona detrás del personaje).




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HISTORIA DE SAN ESTEBAN


HISTORIA DE SAN ESTEBAN:
¿QUÉ FABRICA EL HISTORIADOR CUANDO “HACE HISTORIA”?
A propósito del reciente lanzamiento del libro “Historia de San Esteban: 1740-1936”, de los historiadores Abel Cortez y Marcelo Mardones, recordaba la retórica frase del historiador francés Michel de Certeau: ¿Qué fabrica el historiador cuando “hace historia”?

Tras leer el libro, debo concluir que esta joven historia local de Chile se formula con un espíritu libre, con una voluntad indagadora sin límites, con imaginación e intuición, con la convicción de que es necesario y urgente recuperar la dimensión narrativa en la transmisión de la experiencia histórica.

Creo haber tenido el privilegio de asistir al lanzamiento de un libro necesario para comprender la historia rural del Valle del Aconcagua. Un privilegio doble, por cuanto estamos ante la consolidación de una dupla de historiadores de peso académico notable y especialmente, porque su libro debe ser uno de los más importantes de Historia Local escrito en nuestro país.

A título personal, como docente en el área de Historia, Geografía y Ciencias Sociales de un prestigioso establecimiento educacional de la Provincia de Los Andes, no puedo menos que comprometerme a que mis estudiantes lean este libro, pues “Historia de San Esteban: 1740-1936” es un texto que hace la magia de explicar con nitidez la Historia Social y Económica de una región clave en el desarrollo histórico nacional, como lo es aún el Valle del Aconcagua.

En Historia Contemporánea de Chile (Editorial LOM, 1999), los historiadores Julio Pinto y Gabriel Salazar plantean que “de todos los saberes transmitidos por la sociedad, el saber histórico es el que más necesita ser remodelado, por la urgencia que cada generación tiene de construir el presente desde el pasado y de producir su propia realidad social y cultural (su época) a partir del mundo que recibe como legado”. Este principio de la Nueva Historia lo recogen y aplican muy bien los historiadores Abel Cortez y Marcelo Mardones.

El libro “Historia de San Esteban: 1740-1936” es, además, un aporte a la enseñanza de la Historia: los educadores sabemos que en los jóvenes se da con mucha fuerza el no sentirse pertenecientes a una comunidad, a un país. No sólo por no participar de un Sistema Electoral si no por la tensión sicológica de saber que nos estamos integrando profundamente a una cultura internacional, a un modo de vida internacional, a un sistema económico devastador de fronteras, personas, valores, culturas, naciones e identidades. Esa bola de nieve cuesta abajo que es la globalización, que va tragando todo a su paso, homogenizando la cultura materialista del consumo, promoviendo la individualidad, mutando roles sociales, generando conflictos existenciales (en las personas y en la familia), poniendo en crisis los elementos que integran el Estado (territorio, nación, soberanía, orden jurídico), que trata de aplastar las legítimas reivindicaciones culturales y materiales de los pueblos indígenas. Entonces en este contexto, la “Historia de San Esteban: 1740-1936” ofrece a los jóvenes lo esencial para crear identidad con su entorno: le entrega sus raíces históricas.

Quienes amamos la diosa Clío, debemos agradecer a los historiadores Abel Cortez y Marcelo Mardones por reafirmar con fuerza los objetivos de la Historia. Gracias por hacernos comprender cómo era el mundo cuando éste era presente. Como lo dijo alguna vez Alain Touraine “…la Historia debe ser una ciencia que intente abarcar lo humano en su conjunto, de acuerdo con un objetivo trascendente, como es el de explicar el mundo real y enseñar a otros a verlo con ojos críticos, para ayudar a trasformarlo”.
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ETERNO RETORNO

En el mundo del sexo hay códigos, principios y leyes simbólicas que se construyen entre el deseo y la pasión. Se afirma, por ejemplo, que “a los amantes se vuelve siempre”… Esta certeza de pertenencia, me hace comprender, por qué tú eres para mí como el concepto griego del “eterno retorno”. Vuelvo a ti siempre que hay un motivo. Vuelves a mí, porque sabes que tienes una historia por la cual regresar.

Si no se equivocan los filósofos existenciales y de verdad “el mundo es una representación de la mente”, entonces nuestra fórmula para estar juntos consiste en hacerte vivir como huésped en mi mundo privado y tú haces un paréntesis en tu vida. Afuera de la habitación queda tu marido, hija y culpas. Adentro de la habitación, yo te construyo una realidad que siempre te ha resultado una enorme seducción, la de ser protagonista principal de una historia secreta, que te hace transitar por la cuerda floja de la pasión. Pero aunque no te lo diga, yo te reconozco por algunas horas como mi dueña. Así lo siento cada vez que tu boca por mi cuerpo se pasea. Poseído por tus embrujos, me detengo a contemplarte desnuda… Me deleito, mientras te digo en silencio: ¡Hágase tu voluntad en mi alma y en mi cuerpo!

La vida es un espectáculo de emociones y aunque creo que a veces la realidad supera la poesía, tomé prestado el esqueleto del siguiente poema y lo adapté con vivencias nuestras (están en negritas):

Para Milenka…IMPREGNADO DE TI

Noche cómplice...
De todo... Para todo... En todo...
Empapado de ti...
Estás en mis manos...
En mis labios…
En mis ojos...
En mi lengua...
En mi aliento...
En mi sudor…
Tu olor...
Cómplices de una de tantas formas de amar...
Donde te dejas llevar por el sentir...
Sin restricciones...
Sin prejuicios...
Sin pudores...
Al ritmo acelerado de tu corazón.

Somos dos cuerpos que en la entrega…
Se exploran…
Se descubren...
Tu cuerpo santo…
Lo conquisto con mis besos…
Y también, con algo más…
El beso furtivo aprendiéndolo...
Hasta que te vuelves experta en el deseo y la excitación…
Tanta pasión contenida por tanto tiempo...
Que a nuestro encuentro, esa vorágine explota con un simple beso...

Tus besos...
¿Es que existen otros mejores?Suaves...
Tiernos...
Fuertes...
Poderosos...
Intensos...
Míos…
Nuestros…
La excitación nace tan sólo al roce de ellos...
Exorbitante pasión a la que mi cuerpo se abandona…
Impetuoso me visto de tu piel
y dejo que me arrastre tu deseo...

Descomunal pasión que despierta tu mirada...
Tus caricias...
Tus besos...
¿Qué noticiario se atreverá a informar que el universo estalló?…
Y que sólo tú y yo fuimos responsables...
Cuando regreses a tu cama, no me extrañes…
No me fui...
No te fuiste...
Anclada quedaste en mí…
No olvides que eres mi Eterno Retorno.

* Este artículo incluye una adaptación del poema “Impregnada de ti”, publicado en el Blog “Erotismo Placentero”.

BICENTENARIO


¿Estaba escrito, acaso, en los Códices Mayas y en sus anuncios del fin del mundo? ¿Lo habrá presagiado el vidente Nostradamus? No sé, pero créanme, esto recién comienza y promete ser superior a cualquier pandemia, pues acaba de aparecer en el léxico del chileno una nueva palabra que amenaza seriamente con destronar el chilenismo “huevón”. Se trata de la palabra BICENTENARIO, el término que escucharemos majaderamente durante todo el año 2010 y que tendrá tan variados significados y aplicaciones como la palabra “huevón”, porque todo dependerá de la persona y el contexto en que sea utilizado.

Así es, en nuestro Chile (país de escritores, poetas y blogeros) la palabrita tuvo ya su estreno nacional exactamente a las 00:00:01 horas del primer día del… “Bicentenario”. Obvio… Y de ahí no paró más la resignificación de hechos cotidianos asociados al “Bicentenario”: ¿A quién le dio el primer abrazo del…“Bicentenario”? ¿Quién fue el primer hijo (a) del… “Bicentenario”? ¿Quién fue el primer preso del… “Bicentenario”? ¿A quién dio el primer beso del… “Bicentenario”? y ¿Cuántos compitieron esa noche por tener su primera relación sexual del…“Bicentenario”?... y no pare de contar. Es más, ¡éste es el primer artículo para mi blog “Cuentos con Historia” del… “Bicentenario”!.

La palabra BICENTENARIO será el “maná bíblico” para cuanto publicista emprendedor y para los miles de gestores culturales que crean proyectos en el ámbito estatal. Claro, las categorías de aplicación de la palabra aseguran que habrá vinos, canciones, poleras estampadas, desodorantes, nombres de mascotas y un cuanto hay que usarán la palabra “Bicentenario”.

Por ejemplo, en política se hablará del “Primer Presidente del Bicentenario” y días después de asumir el mando de la nación, la opinión pública se estará lamentando, con toda seguridad, de “la primera gran embarrada del Presidente del Bicentenario”. En cultura artística, ya se nos viene el “Primer Festival de Viña del Mar del Bicentenario”. En deporte, la gente ya hace apuestas sobre “quién ganará el torneo de apertura del Bicentenario”. En el plano del amor, la novedad estará en conocer el “primer divorcio del Bicentenario”, el “primer matrimonio del Bicentenario” o “quién será la persona que se transforme en nuestro primer romance del Bicentenario”. Y para qué decir sobre la expectación de Padres y Apoderados esperanzados en que su hijo o hija obtenga su “primer 7 del Bicentenario”. En fin, las “categorías Bicentenario” darán para mucho.

Pero, atención. ¿Estamos conmemorando el Bicentenario de qué?

Recordemos que la Independencia de América tuvo como factor muy relevante, la última fase de la Revolución Francesa. Esta causa externa tuvo por protagonista a un joven militar llamado Napoleón Bonaparte que, en su afán imperialista de conquistar toda Europa, invade España en 1808 y hace prisionero al Rey Fernando VII (Entrevista de Bayona, junio 6 de 1808). Éste acontecimiento volvió la mirada sobre los principios jurídicos que unían España a nuestro continente. Al respecto se concluyó, que las Indias Occidentales (América española) eran un patrimonio de la Corona de Castilla, es decir, del Rey de España y no del pueblo español -esto de acuerdo al acta de la Bula Intercaetera de 1493-, por lo tanto, constituía una entidad político-territorial autónoma de España, siendo el Rey el único nexo con América.

Entonces, el problema jurídico de gobernabilidad fue: una vez cautivo el Rey, ¿Quién gobernaba España? ¿Quién gobernaba América?
El problema se solucionó aplicando uno de los ideales políticos del Movimiento de la Ilustración del siglo XVIII: la Soberanía Popular. Éste principio, vigente hasta hoy, implica que “la fuente del poder político es el pueblo y es éste el que delega su poder en los gobernantes que elige soberanamente”.

En Historia de las Instituciones Políticas y Sociales de Chile, el historiador Jaime Eyzaguirre menciona que el Consejo de Regencia español, reunido en la ciudad-puerto de Cádiz, notifica en 1810 a las colonias americanas: “vuestro destino ya no dependen ni de los ministros ni de los virreyes ni de los gobernadores: está en vuestras manos”.

A partir de éste comunicado, en América, se van a conformar Juntas Nacionales de Gobierno, que administrarán los territorios de la Corona española “mientras el Rey legítimo esté cautivo”. En el caso de Chile, esto ocurrió el 18 de septiembre de 1810 y es esta fecha la que pretende conmemorar el “Bicentenario”.

Lo que vino después es ya conocido. La Independencia de Chile se gesta gracias al genio político-militar de José Miguel Carrera (1810-1814) y tras el nefasto período de la Reconquista española (1814-1817) aparecerá la influencia de la masonería (mediante la Logia Lautarina), encarnada en figuras emblemáticas como José de San Martín y Bernardo O’higgins… En 1818 Chile proclamó su Independencia de España.
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